El recabuchador del camello. HISTORIA REAL

15.06.2017

Por: sayde Chaling-Chong García 

Hoy voy a hablar de Cuba pero desde otro punto de vista. Les voy a contar una historia personal en la que quizás se vean reflejados. Corría los tumultuosos años del periodo especial, lo cierto es que habían en ese época grandes necesidades y carencias. Carencias que siguen existiendo desde entonces y que el estado no se ha responsabilizado jamás por cubrirlas. Como es lógico en tiempos de crisis, la frustración y la violencia estaban a la orden del día. Murieron personas o fueron gravemente heridas por robarles el que se convirtió en el medio principal de transporte del cubano ¨La bicicleta¨. Recuerdo que las penas de prisión por robar bicicletas llegaron a ser altísimas porque habían bandas organizadas de cuatreros que se dedicaban a asaltar, matar y robar para luego revender por unos precios astronómicos aquellas porquerías de bicicletas chinas. Recuerdo en las guaguas los carteristas, ladrones de poca monta que como aves de rapiña robaban los restos que pudieran quedar en las carteras de los obreros cubanos. Había mucha tensión en todas partes y el maldito calor en aquellas guaguas llenas hasta lugares inimaginables. En las cafeterías no había ni cigarros. Solo había sopa de gayo ¨Agua con azúcar¨ y té de caña santa.

En algún consejo de ministros a algún iluminado propuso la idea del medio transporte más monstruoso que haya andando por las calles de la habana. El conocido popularmente como ¨camello¨.

También existían unos personajes que tenían unas costumbres un poco incomodas para la mayoría. Les hablo de los popularmente conocidos como recabuchadores o mira huecos. Unos como bien dice la frase se dedicaban a observar a parejas que solían tener relaciones sexuales en el ámbito publico y dada la grabe situación que hay en Cuba con la vivienda y la total imposibilidad de un cubano para poderse permitir el ir a un hotel. Estas parejas incluido yo con la mía, nos íbamos a parques oscuros, edificios en peligro de derrumbe o incluso al campo para poder dar riendas suelta a nuestros deseos sexuales y siempre sobre todo en la cabeza de tu chica pululaba la idea de que había algún recabuchador en la oscuridad o detrás un árbol. Mirando con su mirada infrarroja porque la verdad es que no se veía nada y final, con eso de la adaptación siempre que el recabuchador no se pasara, aprendimos por fuerza como aceptamos muchas cosas a convivir con ellos.

En algún consejo de ministros algún iluminado, propuso la idea del medio transporte más monstruoso que haya andando por las calles de la habana y del mundo. El conocido popularmente como ¨camello¨ que no era más que la unión de tres autobuses arrastrados por un camión. Ahora mientras escribo, me viene a la cabeza el ruido de aquel animal gigante de hierro arrastrado por aquellos camiones de la marca creo norteamericana ¨International¨.

Lo cierto es que en Cuba cohabitamos como mucha brutalidad que nos llega a parecer normal pero no lo es.

Por supuesto algo así acabó con las ya maltrechas y remendadas avenidas y calzadas y de la habana y este medio de transporte era el hábitat de carteristas y otro tipo de recabuchador más incomodo. En estos países donde vivimos a este individuo se la calificaría como acusador sexual porque es lo que era y estoy seguro que serian sometidos a tratamientos médicos e incluso en algunos casos a castraciones químicas. Esos individuos solían ir sin ropa interior y con ropa suelta que les permitiera tener un acceso fácil a sus genitales. Esto cochinos se dedicaban a acosar a mujeres y adolescentes restregándose contra ellas, aprovechando el movimiento del camello y en algunas ocasiones hasta masturbándose. Lo cierto es que en Cuba cohabitamos como muchas brutalidades y estupideces que nos llega a parecer normal y que en países civilizados ya los gobiernos hubieran tomado carta en el asunto. Pero recordemos que en Cuba que no tenemos gobierno. Tenemos estado porque el gobierno suele ser elegido democráticamente por los ciudadanos y eso en Cuba no ocurre.

Recuerdo una vez que mi abuela llego a casa con su flamante bolso y como complemento tría un raja inmensa pero mi abuela como siempre tan previsora había como metido un bolso dentro de otro y esto consiguió que no le robaran su pertenencias.

Pues ahí es donde entra la historia de mi abuela. Resulta ser que en casa teníamos dos libretas. Una donde estaba yo solo en el municipio de Arroyo Naranjo y la otra libreta donde estaban mi abuela, mi madre y mi tío en Guanabacoa. A mi abuela le tocaba cada quince días ir a Guanabacoa a recoger los mandados de la libreta y tenía que hacer todo ese recorrido desde la parada del Capri en Arroyo Naranjo, hasta para del parque del Anfiteatro de Guanabacoa y viceversa. Recorrido que ahora recorro en mi mente y que en realidad no es tanto pero con el problema de trasporte que hay en Cuba puedes tardar al menos unas 2 h en llegar tu destino. Pues recuerdo que se pusieron de moda los bolsos grandes y los carteristas con navajas cortaban aquellos bolsos para sacar por el agujero lo que podían. Recuerdo una vez que mi abuela llego a casa con su flamante bolso y como complemento tría un raja inmensa pero mi abuela como siempre tan previsora había como metido un bolso dentro de otro y esto consiguió que no le robaran sus pertenencias.

Mi abuela dejó que el individuo en cuestión se sintiera cómodo y como vio que mi abuela no oponía resistencia habrá pensado para sus adentros que a mi abuela le habría gustado el juego.

Un día mi abuela regresa con la blusa manchada de sangre nos asustamos mucho, rápidamente fuimos a ver qué le ocurría y entonces no contó la historia más surrealista que se haya visto. Mi abuela debe medir como entre 1,50 m y 1,60m no mucho más. Pues resulta que un acosador de estos la vio tan bajita y dijo ¨aquí hago yo mi agosto¨ y según cuenta mi abuela en el primer intento ella se apartó del hombre pensando que era simple roce del movimiento del camello pero no, el tipo vuelve a la carga. Mi abuela dejo que el individuo en cuestión se sintiera cómodo y como vio que mi abuela no oponía resistencia habrá pensado para sus adentros que a mi abuela le habría gustado el juego. Porque había mujeres que les gustaba estimular a estos enfermos las cosas como son. Pues a lo que iba, el hombre se emociona y mete mano por el miembro y lo saca para masturbarse encima de mi abuela y es ahí donde ese hombre creo que sufrió uno de los dolores más grandes su vida. Mi abuela acostumbra a llevar alfileres entre sus ropas. Pues mi abuela sin que el tipo se diera cuenta se soltó una de la alfileres y como el que no quiere la cosa pinchó al hombre en varios lugares de su pene erecto con el consecuente sangrando. El hombre con su orgullo pinchado no podía ni gritar, ni ajusticiar a su linchadora porque corría el riesgo de ser linchado por medio camello. Según cuenta mi abuela al hombre se salían las lagrimas y como pudo en la próxima parada se bajó para poder gritar de dolor.

Ay mi abuela!!! 

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